Hojas de plantas con sabor a ostra, laboratorios de investigación, cromlech de sémola de mandioca con huitlacoche (hongos del maíz), viajes en el espacio con platos que levitan, arroz con conejo de toda la vida envuelto en papel celofán (no comestible, por si acaso), limones iraníes, flores de calabacín, yemas de huevo envueltas en jamón y cubiertas de masa de pan, arroces verdes de Vietnam, moldes de silicona, fundidos de manitol (edulcorante obtenido de la hidrogenación del azúcar), asafétidas australianas, pasteles de morcilla envasados en tarros de cosmética (no se qué pasa con la cosmética y derivados en la alta gastronomía: Subijana con su aperitivo a base de esponjas, jabones, cremas hidratantes y colutorios; Aduriz con su plato hecho a base de leche de avena y de arroz con agregado de gelatina moldeado como un jabón con burbujas incluidas; Antonio González del restaurante Los Zagales de Valladolid ofrece un pintxo llamado jabón de pato, elaborado a partir de mousse de pato acompañada de helado de carne de membrillo con vinagre de módena, pompas de miel y bizcocho y presentado sobre una auténtica jabonera de baño)…
De todas estas cosas y algunas más se habla en el programa emitido por ETB Espectáculo en la cocina (60 minutos). El conductor del programa en la presentación hace ya una advertencia; haciendo referencia a los platos que se van a presentar dice: ninguno es lo que parece, ni saben a lo que deberían.
A mí después de ver el documental solo se me ocurrió preparar una buena cazuela de callos, que si están bien hechos son lo que parecen y saben a lo que saben… a callos.