Entre platos con Alex Txikon.

En octubre del año pasado me encargaron una cena.  Se trataba de un equipo de televisión que estaba grabando un reportaje sobre una cuadrilla que querían llevar unas ovejas desde Lemoa (Bizkaia)  hasta Urdiain (Nafarroa), con el fin de recaudar fondos para el Nafarroa Oinez.  Les preparé la cena, el desayuno y el hamaiketako. Uno de los componentes de la cuadrilla, un tipo simpático que enseguida me cayó bien, se acercó y después de presentarse entablamos una conversación en la cocina;  charlamos sobre el pueblo, dijo que conocía bien Aizkorri, Urbia y Aratz,  de su pueblo, Lemoa, de los salmones de sus vecinos de Keia

Esa noche el equipo de televisión durmió en Apezetxea, la casa de agroturismo del pueblo y la cuadrilla de pastor@s, entre los que se encontraba el tipo simpático, durmieron en una cuadra de ovejas. Al día siguiente me levanté muy temprano para prepararles el desayuno y los bocatas para el hamaiketako. El equipo se despidió y el tipo simpático salió el último comentado que le había gustado lo que había preparado, que le podía encontrar en Lemoa,  que me habían hecho madrugar mucho… Aquel tipo simpático me dijo que se llamaba Alex Txikon, pero yo entonces no sabía quién era.

Alex

A mediados de octubre puse en marcha este blog y para darlo a conocer comencé a enviar correos electrónicos a todo el mundo que conocía y viendo la emisión del programa de aquellos chalados de las ovejas me enteré de quién era el tipo simpático; me puse en contacto con él para presentarle el blog y a raíz de este hecho nos hemos cruzado mensajes de vez en cuando. Poco a poco fui descubriendo cosas de tan singular personaje: es el bebé de todas las expediciones al Himalaya y con solo 31 años recién cumplidos cuenta ya con 9 “ochomiles”; es un apasionado de los saltos BASE, le da con entusiasmo al hacha, en fin, un portento de fuerza física y mental. Hace pocos días culminó con éxito y con muchas dificultades la primera invernal de la historia al Laila Peak. Mi curiosidad por saber qué demonios comerían estos himalayistas en esas expediciones, como organizaban la compra, de qué se alimentaban en los campamentos de altura, que tipo de cocinas usaban a 5000 metros de altitud, hizo que me pusiera en contacto con él para que me contara estas cosillas. Enseguida me contestó que hacía un hueco en su apretadísima agenda para estar conmigo. Quedamos para cenar en casa.

Llegó a Narbaiza a las 23,30, una noche de fuerte viento sur (no sobrepasarían los 6 o 7º) en manga corta, acompañado por su hermano Javi. Alex siempre tiene una media sonrisa en la boca, unos ojillos vivos, es inquieto en sus movimientos y buen conversador. Tiene unas incipientes arrugas en las comisuras de los ojos, me imagino que producidas por las bajas temperaturas y el viento helado que su cara soporta a esas alturas.

Puse para cenar una ensalada de atún rojo de Olasagasti con unos pimientos rojos asados, cebolleta fresca regada con una buena chorretada de AOVE, unas paletillas de cordero, de las que quedaron los huesos limpios  y unas fresas con crema de mascarpone. Entre platos me van contando como organizan las expediciones desde el punto de vista de la alimentación. Compran casi todos los productos o bien en Pakistán o en Nepal, dependiendo del objetivo que tengan. Arroz, pasta, algunas verduras (Taharkari) como vainas, coliflor y una especie de berza de la zona, patatas, lentejas y garbanzos, huevos y carne de búfalo de la que hablan maravillas los dos hermanos…En invierno debido a las temperaturas extremas todos los alimentos, incluidos los huevos los tienen que descongelar en bidones al baño maría. Las cocinas son unos hornillos que funcionan a base de gas o de queroseno. Siempre llevan cocineros y ayudantes de cocina pakistanís o nepalís que por supuesto dejan en los platos que preparan sus toques autóctonos. Cocinan con especias y picantes, preparan humus con garbanzos y pasta tahin, no faltan los chapatis, una especie de panes planos hechos sin levadura. Para ellos es gente indispensable que aparte de alimentarles  les solucionan un montón de problemas, teniendo en cuanta que realizan su trabajo en unas condiciones la mayoría de las veces extremas, gente con la que han establecido lazos de amistad. Alex me cuenta que cuando sale a los campamentos de altura  le gusta llevar esos paquetitos listos para comer que ofrecen algunas marcas comerciales de atún, pulpo o chipirones, no sin antes puntualizar que esas cosas en casa no las come nunca pero a más de 7000 metros le saben a gloria, y eso que previamente los tiene que descongelar…

Me cuenta una bonita historia que deja bien claro la humanidad del personaje: en 2004 en una expedición al K2 conoció a Muhammad Ishaq, un joven paquistaní que trabajaba como ayudante de cocina en el campamento base. Ishaq, nació en el valle de Hushé  donde realiza su labor la Fundación Félix Baltistán, es un valle de alta montaña en el extremo noreste de Baltistán situado entre 2.500 y 3.400 metros de altitud. Esta ONG trabaja por el desarrollo humano, integral y endógeno de la personas de las comunidades del Valle de Hushé. La relación entre Euskal Herria y Baltistán viene de lejos. Desde 1985, numerosos montañeros y montañeras vascas han estado viajando a este remoto lugar, donde además de encontrar desafiantes montañas y glaciares que recorrer, han hallado la amistad y complicidad de los habitantes del lugar. Alex e Ishaq, que para entonces ya trabajaba  como cocinero, vuelven a coincidir en 2011 y en el invierno del año siguiente en el Gasherbrum I. Es en esta dramática expedición donde pierde a tres de sus de sus compañeros: Gerfried Göschl, Cedric Hählen y Nisar Hussain.  Alex debido a las graves congelaciones que sufre en los dedos de los pies se ve obligado a quedarse una semana en el campamento base esperando a ser evacuado. No se queda solo, de forma voluntaria, Ishaq decide acompañarle. Entre el pakistaní, un tío trabajador, servicial, siempre dispuesto a  ayudar  y el vasco nace una buena amistad. Alex después de aquella experiencia decide echarle una mano y superando un montón de dificultades burocráticas, le trae a Euskal Herria. En un principio vive con Alex en su casa, hasta que encuentra a una familia de pakistaníes con los que comparte piso. Ishaq  en la actualidad trabaja  de cocinero con Beñat Ormaetxea en el restaurante Jauregibarria de Amorebieta. Ha dejado tres hijos en el valle de Hushé, y la intención es que en las temporadas de verano regrese a su casa para trabajar como cocinero en las expediciones y poder pasar unos meses con su familia, y el resto del año seguir trabajando en Euskal Herria.

Alex Txikon, una persona solidaria, comprometida, humilde, sacrificada… una persona que a cualquiera le gustaría tener por amigo. Siempre que me ponga el txano que me regalaste  en mi pelada cabeza, me acordaré de ti. Eskerrik asko Alex.

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2 respuestas a Entre platos con Alex Txikon.

  1. Salvador Cerviño dijo:

    Si, es una gran persona Alex Txukon, tambien tube el placer de conocerlo en una charla.
    saludos.

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