Pesadilla en la cocina. Donde la mierda parece atrezzo.

“El morbo de la mugre”, “ Frikis entre fogones”, cualquiera de estos sería un buen título para esta entrada.

Hasta hace quince días no había visto ningún capítulo de Pesadilla en la cocina. Con curiosidad e intuyendo de antemano lo iba a ver,  me dispuse con infinita paciencia a ver el reality o telerealidad, como equivocadamente se le denomina.  Me he visto prácticamente de tirón todos los capítulos, incluidos los de la temporada pasada. ¿Qué puedo decir? …  Es como ver la misma película repetida hasta la saciedad, eso sí, con diferentes protagonistas. Cocineros y cocineras, propietarios y propietarias, díscolos, soberbias, maleducados, alcohólicas, cerdos, frikis van desfilando por los diferentes capítulos. La estructura del programa no varía. Chicote llega, no come aunque pide comida, descubre los puntos débiles, da pedagógicos consejos, reforma el restaurante, propone un nuevo menú… Una vez terminada la milagrosa reforma, propietarias, camareros, cocineras y hasta el propio Chicote afrontan le reapertura con renovado optimismo y… siempre ocurre lo mismo: en la primera parte del servicio todo funciona mal, hasta que el protagonista de turno reacciona y toma las riendas;  todo se reconduce milagrosamente, y llega el happy end. Así, programa tras programa. Tengo que confesar que en algunos capítulos me he divertido viendo inverosímiles situaciones. Impagable ver sentados  en la mesa de un restaurante  mexicano  a los críticos gastronómicos Alberto Rey y Xavier Agulló, (con una camiseta con la leyenda” Mugaritz La ilusión es ignífuga”… ¿se la puso para tan peculiar situación?), y en otra mesa a  Mikel López Iturriaga “El comidista”. Chicote acude a saludarles, supuestamente sorprendido por la visita. Iturriaga cuenta en su blog lo que él vio: un restaurante de verdad, un dueño de verdad, unos camareros de verdad y una Cuqui, por desgracia para la Humanidad, de verdad. Yo sólo estuve en el momento de la comida como invitado, y no asistí al rodaje anterior o posterior. Pero me cuesta creer que esta gente y la que ha salido en anteriores programas estuviera interpretando un papel, porque en España no hay tantos actores buenos (otra cosa es que algunas situaciones se exageren o se guionicen). Contradiciendo a Iturriaga yo creo que hay una cantera de actores espectacular trabajando en hostelería, la mayoría de la escuela del sobreactuado Jack Nicholson.

Trabajo para sicólogos, siquiatras o sociólogos o vaya usted a saber: analizar el comportamiento de las personas ante focos, 3 0 4 cámaras y muchos cables. ¿Se pueden cambiar hábitos de comportamiento en cuatro días haciendo pedagogía de andar por casa?.

Sé que la televisión es fundamentalmente espectáculo, no en vano estuve muchos años de mi vida vinculado a ese mundo, sé que en una televisión privada hacen lo que sea para conseguir audiencia y rentabilizar al máximo cualquier programa.

Pero también sé que cada día son más las voces que reclaman la importancia de la cocina y de la alimentación, e incluso la reivindican como asignatura  en centros educativos. La reflexión que me hago es si la cocina, por no hablar de la alimentación en general, no daría para hacer programas más imaginativos, más educativos, sin renunciar el entretenimiento.  Somos tan poco originales que repetimos patrones ya exprimidos en otros países, en este mundo que cada día se hace más pequeño. Fórmulas archiconocidas de basurilla televisiva, eso sí muy rentables.

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2 respuestas a Pesadilla en la cocina. Donde la mierda parece atrezzo.

  1. Fantástica reflexion. Totalmente de acuerdo contigo!!

    Saludos

  2. alex dijo:

    En USA en muchos institutos se dan clases de alimentación y economía doméstica, pero por lo que se ve después no funciona muy bien….

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