Hace unos días me llamaron de la Ikastola Lope de Larrea de Agurain, el asunto que me proponía Isabel, la andereño de mi hija Uxue, era dar una charla sobre alimentación y hacer alguna receta para los niñ@s de 3º de primaria. Allí me presenté con una batidora de vaso, unas fresas, leche y queso mascarpone con el fin de hacerles un batido. Una hora era la que tenía para entretener a unos 40 inquietos niños y niñas de 8 años. Estaba nervioso, al principio un poco intimidado. Para romper el hielo les hice el batido con el fin de empezar hablando de la importancia del desayuno. A los cinco minutos desapareció mi nerviosismo y comenzó un dialogo fluido donde participaron casi tod@s. La importancia de una alimentación saludable, el consumo de frutas, verduras, carnes, pescados, pastas… el peligro de algunas bebidas con burbujitas, de la bollería industrial, de los gozokis a todas horas… Así paso la hora de diálogo con la chavalería. No soy un experto y lejos estoy de sacar conclusiones de lo que allí se expuso, aunque tengo que reconocer que algunas cosas de las que me contaron me alarmaron un poco.
Al hilo de todo esto y ya que existe un debate abierto en nuestra sociedad en torno a la importancia de la alimentación saludable en la educación, me tomo la licencia de exponer algunas cuestiones que me parecen interesantes.
¿Quién no ha oído hablar de la obesidad infantil o la desnutrición? Consecuencia del mundo loco en el que vivimos existen, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) 1.200 millones de personas con sobrepeso y el mismo número con desnutrición. Cifras para la reflexión.
¿Es la alimentación una asignatura pendiente en el actual sistema educativo? Cada vez son más las voces que desde diferentes ámbitos como la medicina y la alta cocina están pidiendo que entre a formar parte de los planes de estudio en la escuela. Prestigiosos cocineros como Martín Berasategi, Joan Roca, Ferrán Adriá o Elena Arzak, por citar algunos, se hacen eco de estas cuestiones y abogan por conseguirlo.
Incluso los políticos se han sumado al debate. El pasado mes de febrero la comisión de Cultura y Deporte del Parlamento Europeo elaboró un informe en el que pide incluir en los planes de estudio una asignatura sobre hábitos alimentarios saludables. A ver que resulta de todo esto.
Y está nuestra responsabilidad como padres y madres. El actual ritmo de vida, el poco tiempo del que se dispone, muchas veces la pereza son los problemas con los que nos encontramos a la hora de alimentar a nuestros hij@s. Comer es un acto rutinario y necesario que por estas latitudes lo hacemos varias veces al día, suerte de la que no disfrutan en otras partes del mundo. No es difícil, ni caro, ni tiene porqué costar mucho dinero convertir desayunos comidas meriendas y cenas en momentos divertidos para el disfrute de niños y mayores. Solo se requiere un poco de esfuerzo, algo de imaginación y el necesario tiempo. Inculcar a nuestros hij@s una sana cultura alimenticia es nuestro deber como padres-madres-educadores ya que es la base esencial del desarrollo integral en esa etapa infantil. La pregunta que me hago es si estamos preparados para poder hacerlo… ¿Necesitamos nostr@s también educarnos en esta materia? En fin, ahí lo dejo…
De la charla en la Ikastola con la chavalería de 3º salió una propuesta: mediante un sorteo dos alumn@s de cada clase se comprometían a venir a casa para cocinar unas madalenas de chocolate y unos profiteroles. ¡Y vaya si vinieron!!! y se mancharon de harina, y mezclaron ingredientes, y preguntaron y comieron, y hasta hicieron cola para fregar la cacharrería. Una bonita experiencia en una mañana de un sábado que va a tener continuidad. Hemos quedado en primavera, cuando el tiempo sea un poco más estable, para hacer un pan de molde y unas pizzas caseras en el horno de leña.
Yo encantado de la vida.