Otro año más en el martes de Feria en Agurain. Seguramente es una de las ferias más antiguas de las que se celebran en Euskal Herria, ni más ni menos que en 1395 tuvo lugar la primera edición de este singular encuentro entre ganaderos. Para conocer bien la historia de este acontecimiento os recomiendo un artículo de Kepa Ruiz deEguino. Seguro que no se diferencia mucho de otros acontecimientos similares, a no ser porque se celebra en martes y además se pueden ver espectaculares ejemplares de yeguas y potros, entre otros animales. Son ya unos cuantos años que vengo a disfrutar curioseando entre los diversos puestos de los productores locales, a admirar esos animales que no sé si por la crisis o por los cambios de costumbres en el medio rural, acuden en menor número cada año. Una pena porque se ven ejemplares de vacas de diferentes razas, cerdos, cabras azpigorris, latxas, burros y espectaculares ejemplares de ganado equino.
Me gusta recorrer la calle Mayor mezclado entre la gente enredando entre puestos de panes caseros, conservas, pasteles vascos, morcillas, pancetas adobadas, chorizos y piezas de cerdo de basatxerri asadas, verduras y frutos secos, rosquillas, patés de Iparralde y los puestos de los sobrevalorados talos a 5 euros la unidad (mejor no contárselo a nuestros mayores). Me gusta acercarme y saludar a los pastores, que con cierto nerviosismo esperan la decisión del jurado del Campeonato de Quesos de Pastor de Álava, el más importante del territorio. En el tablado de las verbenas están los miembros del jurado concentrados probando y probando quesos. Se escucha la misma banda sonora que en todas las ferias de Araba: la inconfundible voz del incombustible Bengoa relatando todo lo que va sucediendo en los diferentes espacios.
Saco fotos con mi pentax de lo que voy viendo y no puedo menos que acordarme de mi amigo Joseba Olalde, fotógrafo aguraindarra con el que compartí carreras delante de los grises en Gasteiz y pintas de cerveza en Londres. Todavía conservo una fotografía en blanco y negro que me regaló en recuerdo de aquellos intensos años en los que coincidimos en el Londres de comienzos de los 80. Murió víctima de un infarto en agosto de 2004.
Cada vez me gustan más estas fiestas mañaneras: unos vinitos, encuentros con vecinos de los pueblos cercanos o con antiguos amigos de Gasteiz, los puestos, los animales, unos pintxos, unas compras y a casa un poco contenticos…